
Ahi estaba ella, la única con pulseras, con flores en el pelo y la sonrisa de algodón.
Llegaron tiempos, oscuros y violentos, la vida era un callejón, que no tenía salidas, solo desolación.
Ella partió deprisa, voló como una brisa, y él no comprendió. Estalló en pedazos su corazón-
Pero un día se encontraron como trenes de ida y vuelta. En el andén se abrazaron, se besaron
y todo empezó de nuevo otra vez.
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