Cuando prometiste reconciliarte con la vida y todos los seres humanos que la transitan, juraste que no ibas a tener rencor, ni enojo, ni bronca, ni ningún sentimiento negativo que apriete fuerte sobre tus pobres ideas insulsas de adolescente caprichosa. Tenés que aprender a escuchar, a sentir, a confiar. A ti, te estoy hablando a ti, aunque te importe poco lo que estoy diciendo, aunque es perder el tiempo. No debés, no tenés, no necesitás, cambiar por otra persona. Ni por esta, ni por nadie. Tu manera de ser es una de las pocas cosas buenas que te queda ¿Entonces? Entonces hay que dejar de esperar que pase la tormenta, y empezar a aprender a bailar sobre la lluvia. Y tengo en claro que a veces es dificil, que a veces duele, pero no te rindas.
La sorda resignada.
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